¿QUE NO HABRÁ NAVIDAD?
¡Claro que sí! Más silenciosa y con más profundidad. Más parecida a la primera en la que Jesús nació en soledad, sin estridencia, ni pompas. Sin muchas luces en la tierra, pero con la de la estrella de Belén destellando rutas de vida en su inmensidad. Sin cortejos reales colosales, pero con la humildad de sentirnos pastores y zagales buscando la verdad. Sin grandes mesas y con amargas ausencias, pero con la presencia de un Dios que todo lo llenará.
¿QUE NO HABRÁ NAVIDAD?
¡Claro que sí! Sin las calles a rebosar, pero con el corazón enardecido porque Él está por llegar. Sin ruidos ni verbenas, borracheras, cherchas insustanciales, reclamos ni estampidas… pero viviendo el Misterio sin miedo al «covid-Herodes» que pretende quitarnos hasta el sueño de esperar.
¿QUE NO HABRÁ NAVIDAD?
Habrá Navidad porque Dios está de nuestro lado y comparte, como Cristo lo hizo en un pesebre, nuestra pobreza, prueba, llanto, angustia y orfandad. Habrá Navidad porque necesitamos una luz divina en medio de tanta oscuridad. El Covid-19 nunca podrá llegar al corazón ni al alma de los que en el cielo ponen su esperanza y su alto ideal.
¡HABRÁ NAVIDAD! ¡CANTAREMOS VILLANCICOS!
¡DIOS NACERÁ Y NOS TRAERÁ LIBERTAD!
(J. Leoz)
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